El Cometa Mas Grande y Hermoso del Mundo
Se acerca Septiembre, mes de muchos recuerdos, casi siempre agradables. Recuerdos como los juegos en estas fechas, el trompo, las bolitas, el volantín…AHH, el volantín, siempre fui malo pa elevar volantines, pero me encantaban, y me encantaba observar las competencias, ahí corría detrás de los cometas caídos en desgracia, luego de los restos, me hacia mis propios volantines, algunos no se elevaban, otros si y luego en el aire, con dos tirones, caían hecho pedazos, con las varas al aire, de manera vergonzante se precipitaban al suelo. Pero me gustaban tanto los volantines, que me hacia, en el peor de los casos chonchones, y salía correr con mi chonchon a cuestas, el que se elevaba sobre mi cabeza siguiéndome, hasta hacerse pedazo contra una rama de un árbol mal ubicado; un par de veces llegue a dar competencia a otro en el aire, previamente, me había hecho de hilo curado, que rescataba de los volantines cortados, hilo que unía en nudos pequeños y que enrollaba en una ramita que preparaba para ello, luego, con mi volantín hechizo, una vez elevado, me salía competencia, ahí practicaba los movimientos que había observado, dos tirones suavecitos soltando hilo, luego al acercarse el otro, soltaba al viento mi cometa, que corriera el carrete sobre mi palma, al sentir la vibración del cruce de hilos, rápidamente tirar del hilo recogiendo, en brazadas fuertes y largas, para cortar el hilo del contrincante… no se si por los nudos del hilo, o porque el otro lo tenia mas curado, nunca gane, en realidad, nunca ganaba en las “comis”.
Cotidianamente me juntaba con mi compadre, mi compinche, con el que solía jugar y compartíamos el que éramos malos pa la pelota, malos pa las bolitas, malos pa las comis de volantines, malos pa la bicicleta (bueno, no tan malos pa la bicicleta). Con la bicicleta, hacíamos bastante, menos que otros, pero nos defendíamos, podíamos andar sin manos, dar vuelta la esquina casi tocando el suelo con la rodilla, pedalear con ambas piernas a un lado de la bicicleta cruzando una pata al pedal del otro lado, girar 360º la rueda delantera estando en movimiento, sacarnos la polera con la bicicleta a toda velocidad; bueno, algunas veces me saque la cresta, pero muchas salí bien parado de las pruebas; lo mejor que hacíamos, era, al pasar delante de las chiquillas, andábamos cada uno en un pedal, era entretenido, parecíamos pistones de la bicicleta, uno para arriba, el otro para abajo, uno para arriba, el otro para abajo, y así hacíamos girar los pedales, rítmicamente alcanzando velocidades inconcebibles, eramos únicos. Igual sentía que otros me ganaban, en esto de los juegos.
Pero sabía hacer cometas, así que me propuse hacer, el más grande y mas hermoso cometa, pero este no seria plano, sino de aquellos gigantes con volumen, como esos aviones antiguos de varias alas, una sobre otra, es mas, debía parecerse a esos aviones. Planeé y planeé, hice bosquejos y conseguí materiales, entusiasme y me hice ayudar por mi compadre y dos cabros amigos de la Villa. Junte hilo, varillas y papel de los cometas “cortados”, robe harina e hice harto engrudo, poco a poco fui armando mi cometa gigante de varias alas. Del croquis al cometa en producción, este creció 20 veces, así que quedo de 2 metros por 2 metros mas o menos, lo deje secar en el patio y espere por un día de harto viento, pues sabia que este cometa necesitaría mucha fuerza para volar; pasaron tres días y coincidió que el de mayor brisa fue día domingo, así que emocionado, busque a mis amigos y me ayudaron a llevar el cometa, el que había mantenido oculto, pues no había uno igual, sería gran sorpresa en la plaza, ¡el cometa mas grande y hermoso del mundo!, el que volaría como esos aviones antiguos, y con su fuerza, nadie se atrevería a hacerle comi.
Cuando llegamos a la plaza, se sentían las miradas de los otros volantineros, pero yo me hacia el leso, sabia que estaban pensando en que este era el cometa mas grande y hermoso que habían visto; sentía y creía escuchar las sonrisas, me imaginé de alegría y admiración. Inmutables en nuestra misión y con entusiasmo buscamos el lugar mas alto de la plaza, y lo mas alejado de los árboles y postes, para que el cubo pudiera tener libertad de movimiento; luego mi compadre y yo tomamos el hilo con fuerza, mientras los dos amigos, se alejaban con el cometa unos 10 metros, ya se sentía la fuerza del viento, tiraba y tiraba el hilo, pero no importaba, pues llevábamos guantes de lana; pensé que no era suficiente el viento, así que les pedí que se alejaran otros 10 metros; a ese momento, ya el publico se acercaba a nosotros, y otros volantineros recogían sus cometas para observarnos, serian las seis de la tarde y ahí estaba el cometa inmenso, orgulloso y vibrante, al que le habíamos puesto una cola triple de 2 metros. ¡Uno!, ¡dos!, ¡tres!, y los cabros levantan el cometa con fuerza y de un solo movimiento lo lanzan al aire, y el cometa sube un poquito, un poquito, se ladea y cae rápidamente al suelo, sobre las cabezas de mis amigos; es claro que falta viento, pero ya estamos allí, y ese día era el día para elevar el mas grande y mas hermoso cometa del mundo, así que cambio la estrategia y decido que avancemos todos, unos 30 metros a favor del viento, manteniendo tirante el hilo del cometa, así, cuando alcanzamos la distancia, contamos hasta tres y con el hilo tenso, mi compadre y yo, corrimos en contra del viento, al mismo instante que los dos amigos tiraban y soltaban hacia arriba el cometa, se sintió un fuerza increíble, casi se nos iba de las manos, pero sosteníamos el hilo con decisión mientras corríamos, y el cometa nos seguía, zigzagueando, de un lado a otro, y corríamos, y el cometa nos seguía…zigzagueando, y corríamos tirando el hilo, … PERO, ¡se acabó la plaza!, y el cometa, que nos seguía a 4 metros de altura, se detuvo, girando cada vez mas rápido, soltó el hilo, y girando bajó, primero un poquito y luego cayó estrepitosamente al suelo, donde frente a nuestros ojos y de todos en la plaza, se destrozó completamente, saliendo sus varillas por entre sus vestiduras, y la cola, la cola quedo revuelta entre palos y papeles de colores, creo que el cometa murió en el instante, nada quedo de él. La gente se alejó, poco a poco; nos miraban y se alejaban.
No quise llevar los restos a mi casa, estos debían quedar ahí, en la plaza de los juegos, de las comisiones, de los volantines, lugar donde por un instante, mi cometa, fue el mas grande, el mas hermoso de todos. Hasta hoy pienso en él, en septiembre, en la brisa, en los aires de septiembre, pienso “¿se imaginan?, ¿se imaginan?, si ese día hubiéramos tenido mas viento, claro, el viento no nos acompaño, estuvo en contra, PERO, ¡si hubiéramos tenido mas viento!, … ¡¡¿se imaginan?, ¿AHH?!!”
Cotidianamente me juntaba con mi compadre, mi compinche, con el que solía jugar y compartíamos el que éramos malos pa la pelota, malos pa las bolitas, malos pa las comis de volantines, malos pa la bicicleta (bueno, no tan malos pa la bicicleta). Con la bicicleta, hacíamos bastante, menos que otros, pero nos defendíamos, podíamos andar sin manos, dar vuelta la esquina casi tocando el suelo con la rodilla, pedalear con ambas piernas a un lado de la bicicleta cruzando una pata al pedal del otro lado, girar 360º la rueda delantera estando en movimiento, sacarnos la polera con la bicicleta a toda velocidad; bueno, algunas veces me saque la cresta, pero muchas salí bien parado de las pruebas; lo mejor que hacíamos, era, al pasar delante de las chiquillas, andábamos cada uno en un pedal, era entretenido, parecíamos pistones de la bicicleta, uno para arriba, el otro para abajo, uno para arriba, el otro para abajo, y así hacíamos girar los pedales, rítmicamente alcanzando velocidades inconcebibles, eramos únicos. Igual sentía que otros me ganaban, en esto de los juegos.
Pero sabía hacer cometas, así que me propuse hacer, el más grande y mas hermoso cometa, pero este no seria plano, sino de aquellos gigantes con volumen, como esos aviones antiguos de varias alas, una sobre otra, es mas, debía parecerse a esos aviones. Planeé y planeé, hice bosquejos y conseguí materiales, entusiasme y me hice ayudar por mi compadre y dos cabros amigos de la Villa. Junte hilo, varillas y papel de los cometas “cortados”, robe harina e hice harto engrudo, poco a poco fui armando mi cometa gigante de varias alas. Del croquis al cometa en producción, este creció 20 veces, así que quedo de 2 metros por 2 metros mas o menos, lo deje secar en el patio y espere por un día de harto viento, pues sabia que este cometa necesitaría mucha fuerza para volar; pasaron tres días y coincidió que el de mayor brisa fue día domingo, así que emocionado, busque a mis amigos y me ayudaron a llevar el cometa, el que había mantenido oculto, pues no había uno igual, sería gran sorpresa en la plaza, ¡el cometa mas grande y hermoso del mundo!, el que volaría como esos aviones antiguos, y con su fuerza, nadie se atrevería a hacerle comi.
Cuando llegamos a la plaza, se sentían las miradas de los otros volantineros, pero yo me hacia el leso, sabia que estaban pensando en que este era el cometa mas grande y hermoso que habían visto; sentía y creía escuchar las sonrisas, me imaginé de alegría y admiración. Inmutables en nuestra misión y con entusiasmo buscamos el lugar mas alto de la plaza, y lo mas alejado de los árboles y postes, para que el cubo pudiera tener libertad de movimiento; luego mi compadre y yo tomamos el hilo con fuerza, mientras los dos amigos, se alejaban con el cometa unos 10 metros, ya se sentía la fuerza del viento, tiraba y tiraba el hilo, pero no importaba, pues llevábamos guantes de lana; pensé que no era suficiente el viento, así que les pedí que se alejaran otros 10 metros; a ese momento, ya el publico se acercaba a nosotros, y otros volantineros recogían sus cometas para observarnos, serian las seis de la tarde y ahí estaba el cometa inmenso, orgulloso y vibrante, al que le habíamos puesto una cola triple de 2 metros. ¡Uno!, ¡dos!, ¡tres!, y los cabros levantan el cometa con fuerza y de un solo movimiento lo lanzan al aire, y el cometa sube un poquito, un poquito, se ladea y cae rápidamente al suelo, sobre las cabezas de mis amigos; es claro que falta viento, pero ya estamos allí, y ese día era el día para elevar el mas grande y mas hermoso cometa del mundo, así que cambio la estrategia y decido que avancemos todos, unos 30 metros a favor del viento, manteniendo tirante el hilo del cometa, así, cuando alcanzamos la distancia, contamos hasta tres y con el hilo tenso, mi compadre y yo, corrimos en contra del viento, al mismo instante que los dos amigos tiraban y soltaban hacia arriba el cometa, se sintió un fuerza increíble, casi se nos iba de las manos, pero sosteníamos el hilo con decisión mientras corríamos, y el cometa nos seguía, zigzagueando, de un lado a otro, y corríamos, y el cometa nos seguía…zigzagueando, y corríamos tirando el hilo, … PERO, ¡se acabó la plaza!, y el cometa, que nos seguía a 4 metros de altura, se detuvo, girando cada vez mas rápido, soltó el hilo, y girando bajó, primero un poquito y luego cayó estrepitosamente al suelo, donde frente a nuestros ojos y de todos en la plaza, se destrozó completamente, saliendo sus varillas por entre sus vestiduras, y la cola, la cola quedo revuelta entre palos y papeles de colores, creo que el cometa murió en el instante, nada quedo de él. La gente se alejó, poco a poco; nos miraban y se alejaban.
No quise llevar los restos a mi casa, estos debían quedar ahí, en la plaza de los juegos, de las comisiones, de los volantines, lugar donde por un instante, mi cometa, fue el mas grande, el mas hermoso de todos. Hasta hoy pienso en él, en septiembre, en la brisa, en los aires de septiembre, pienso “¿se imaginan?, ¿se imaginan?, si ese día hubiéramos tenido mas viento, claro, el viento no nos acompaño, estuvo en contra, PERO, ¡si hubiéramos tenido mas viento!, … ¡¡¿se imaginan?, ¿AHH?!!”
Comments
saludos pogoto...espero que volai a escribir mas seguido en esta wea se extrañaba.....
nos vemos el sabado en el cumplede tu hijo.....jhe..
xaop.
en todo caso la vida es un simil.
saludos le leo.