Toma por mi
Querido compadre,
¿Como están tus diez días sin tomar? ¿Te acuerdas que ayer, para el día del amor, me dijiste que no podías tomar?
Te cuento que para celebrar el día del amor, salimos con mi señora a comer al restaurante italiano de Juan, un amigo peruano. Estuvo excelente, fíjate que había un mozo muy simpático que de repente, contaba anécdotas a los comensales, estaba también una pareja un poco extraña, porque él era invisible, ella le leía poemas y le conversaba, después el la saco a bailar y ahí cache que era alto, aunque no lo veía, en todo caso el garzón (como lo llamaba ella) si lo veía porque en un momento se sentó a conversar con el hombre. Lo pasamos muy bien, quizás uno de los mejores días del amor.
La cena era excelente y claro, nos tomamos un pisco sour, dos copas de vino tinto exquisito y de bajativo un araucano. Por supuesto me acorde que me pediste que tomara por ti, así que fue un pisco sour mas, dos copas de vino mas y un araucano mas. Todo estaba del uno ¿o del dos?
La noche era joven, así que pedimos un trago largo, mi señora una caipiriña y yo una piscola. Entonces también pediste una piscola, hasta ahí todo bien, pero mi señora puso cara enojada cuando pediste tu segunda piscola, sin que yo terminara todavía la mía. Todo se funó cuando, con una risita, pediste un whisky, tratando de explicar que te hacia bien pa la guata. Ahí mi señora quería puro irse.
Creo que fue un error pedirle un taxi, para que la llevara a casa sola. Claro, porque una vez solos, te sentiste libre y te reías diciéndome que fuéramos a un bar a escuchar música. ¿Que música?, nada, yo me mantuve con una piscola, mientras tu pedias y pedias copete y conversabas y te reías, tanto que llamábamos la atención, pienso que tal vez interrumpíamos al artista. Nos fuimos de ese bar, (¿o nos echaron?), y no sé qué te dio, pero te pusiste a dirigir el transito en pio-nono, no te podía convencer de irnos, así que tuve que invitarte a tomar unos bajativos a Plaza Italia y a comer unos sanguches. Nada, fue peor, porque en una de tus idas al baño, encontraste a unos compadres que te ofrecieron jalar, que jalar, aspiraste todo el papel y no les dejaste nada. Ahí creo que la cosa se puso fea, nos fuimos, para terminar tomando un caldito, pero no, tú querías mas todavía, sobre el caldo, pediste una de pisco. Creo que todo termino cuando nadie nos entendía lo que queríamos decir, porque tú te ponías a hablar al mismo tiempo que yo, era ridículo: "Me eelll baajativoo sirve un cafe de la caasss."... a la calle, entonces.
Ahí, nuevamente interrumpiendo, ahora al caminar, tú querías ir para un lado y yo quería ir para el otro, trataba de seguirte y me hacías tropezones. Realmente estabas insoportable. Trataba de tomar un taxi y al levantar el dedo, creías que te estaba diciendo que atravesaras la calle y te ponías a caminar pal medio, trataba de frenarte, pero era peor, con eso nos caímos dos veces.
No recuerdo cuando llegamos a la casa, pero al despertar ya no estabas. En cambio no me podía la cabeza. Como pude me levante, vague por la casa y me di cuenta que estaba solo; sobre la mesa encontré una nota de mi señora: "Vuelvo a la noche, espero que para entonces ya no estés"... Pensándolo bien, creo que no podía esperar menos.
Bueno, compadre, el asunto es que llego donde Ud. mañana a las 7:00 am, en TurBus, que sale a las 22:30 del terminal Santiago. Necesito que me espere porque voy con harto equipaje.
Compadrito, ¿cuando me invita a tomar por Ud. de nuevo?
¿Como están tus diez días sin tomar? ¿Te acuerdas que ayer, para el día del amor, me dijiste que no podías tomar?
Te cuento que para celebrar el día del amor, salimos con mi señora a comer al restaurante italiano de Juan, un amigo peruano. Estuvo excelente, fíjate que había un mozo muy simpático que de repente, contaba anécdotas a los comensales, estaba también una pareja un poco extraña, porque él era invisible, ella le leía poemas y le conversaba, después el la saco a bailar y ahí cache que era alto, aunque no lo veía, en todo caso el garzón (como lo llamaba ella) si lo veía porque en un momento se sentó a conversar con el hombre. Lo pasamos muy bien, quizás uno de los mejores días del amor.
La cena era excelente y claro, nos tomamos un pisco sour, dos copas de vino tinto exquisito y de bajativo un araucano. Por supuesto me acorde que me pediste que tomara por ti, así que fue un pisco sour mas, dos copas de vino mas y un araucano mas. Todo estaba del uno ¿o del dos?
La noche era joven, así que pedimos un trago largo, mi señora una caipiriña y yo una piscola. Entonces también pediste una piscola, hasta ahí todo bien, pero mi señora puso cara enojada cuando pediste tu segunda piscola, sin que yo terminara todavía la mía. Todo se funó cuando, con una risita, pediste un whisky, tratando de explicar que te hacia bien pa la guata. Ahí mi señora quería puro irse.
Creo que fue un error pedirle un taxi, para que la llevara a casa sola. Claro, porque una vez solos, te sentiste libre y te reías diciéndome que fuéramos a un bar a escuchar música. ¿Que música?, nada, yo me mantuve con una piscola, mientras tu pedias y pedias copete y conversabas y te reías, tanto que llamábamos la atención, pienso que tal vez interrumpíamos al artista. Nos fuimos de ese bar, (¿o nos echaron?), y no sé qué te dio, pero te pusiste a dirigir el transito en pio-nono, no te podía convencer de irnos, así que tuve que invitarte a tomar unos bajativos a Plaza Italia y a comer unos sanguches. Nada, fue peor, porque en una de tus idas al baño, encontraste a unos compadres que te ofrecieron jalar, que jalar, aspiraste todo el papel y no les dejaste nada. Ahí creo que la cosa se puso fea, nos fuimos, para terminar tomando un caldito, pero no, tú querías mas todavía, sobre el caldo, pediste una de pisco. Creo que todo termino cuando nadie nos entendía lo que queríamos decir, porque tú te ponías a hablar al mismo tiempo que yo, era ridículo: "Me eelll baajativoo sirve un cafe de la caasss."... a la calle, entonces.
Ahí, nuevamente interrumpiendo, ahora al caminar, tú querías ir para un lado y yo quería ir para el otro, trataba de seguirte y me hacías tropezones. Realmente estabas insoportable. Trataba de tomar un taxi y al levantar el dedo, creías que te estaba diciendo que atravesaras la calle y te ponías a caminar pal medio, trataba de frenarte, pero era peor, con eso nos caímos dos veces.
No recuerdo cuando llegamos a la casa, pero al despertar ya no estabas. En cambio no me podía la cabeza. Como pude me levante, vague por la casa y me di cuenta que estaba solo; sobre la mesa encontré una nota de mi señora: "Vuelvo a la noche, espero que para entonces ya no estés"... Pensándolo bien, creo que no podía esperar menos.
Bueno, compadre, el asunto es que llego donde Ud. mañana a las 7:00 am, en TurBus, que sale a las 22:30 del terminal Santiago. Necesito que me espere porque voy con harto equipaje.
Compadrito, ¿cuando me invita a tomar por Ud. de nuevo?
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Un abrazo pogoto