El Ave Fénix Renace De Las Cenizas
31/12/22
*“El Ave Fénix Renace De Las Cenizas”*
En cierta época nace Aquiles, gemelo de Zeus: época de hambruna en el pequeño reino de Ítaca.
Los dos gemelos, prematuros, fueron rescatados por su madre de las manos de sabios que presagiaban su muerte. Ella los limpiaba con algodones de plantas que existían en el reino. El cuidado de su piel era urgente y necesario, pues esta se desprendía con cualquier presión fuerte. Así, entre cuidados y alimentados de la poderosa leche de su madre, lograron vivir escondidos del alcance de los sabios del pequeño reino.
El crecimiento de estos gemelos fue entre la sabia natural del aceite de bacalao, abundante entre los sectores populares, y cebolla que comían cual preciada manzana, así, entera.
Ellos se criaron fuertes como vigorosos atletas y dueños de cuerpos cual armadura natural.
Pronto ya, alejados de los sabios y protegidos por los dioses del pequeño reino de Ítaca, entraron a su hermosa etapa educativa. En esa época, fueron líderes en proezas físicas, intelectuales y artísticas. Su fama creció entre la comunidad, convirtiéndose en los herederos príncipes del reino de Ítaca.
Sin embargo, fuerzas oscuras y poderosas cruzaros sus vidas y las de sus siete hermanos. La pobreza, la discriminación, lo sumergieron en mares tempestuosos, exiliándoles en lugares alejados de su hermoso pequeño reino. Aunque lograron hacer de uno su hogar fortaleza. Aunque su vida se tornó difícil, donde surgieron presa de rencores, mal propiciado sin razón por los sabios. Sin embargo, en ese hogar hacían culto a sus dioses y mantuvieron la esencia de sus valores.
Solo un pequeño recuerdo de su esencia ejemplifica su fortaleza moral y de valores transmitidos por generaciones. Se cuenta una historia en que dos de sus hermanos que no fueron discriminados en su educación formal, eran para los príncipes objeto de su fascinación. Aquiles y su gemelo cuidaban el hogar y protegían su familia. Uno cuidaba a la princesa menor, Aquiles conseguía alimento, pero todo estaba sombrío y cuesta arriba, por lo que todos los esfuerzos parecieron vacíos y el hogar base al reino decaído, se tornó sombrío. Una noche, uno de los hermanos de Aquiles se comió, sin intención, el único pedacito de pan que en días había logrado traer Aquiles. Ante aquella afrenta, Aquiles actuó con furia recriminando el acto de su hermano, el que tuvo que aislarse en sus aposentos. Transcurrieron las horas y sucedió lo inesperado, dormía el hermano y Aquiles lo despierta: “Hermanito, hermanito, toma este pedacito de pan y discúlpame”. Lloraba de emoción y arrepentimiento, dueño de una inmensa humildad. El hermano le dijo “no te preocupes Aquiles, todos estamos en la misma”, y Aquiles preso de un gran sentimiento le contestó llorando: “hermano, recibe este pedacito de pan, en él te entrego las llaves del amor, los valores y te acepto en mi reino para que seas feliz”. Lo que el hermano recibió llorando y agradecido de tan preciado regalo que guiaría su vida.
Transcurrido un tiempo, Aquiles viajó a otras tierras junto a su gemelo, con el firme propósito de formar el gran reino de Ítaca, con sólo un pedacito de pan en sus manos como su gran fortuna.
Bueno, pero ¿qué pasa con el ave fénix? Sólo podemos decir que nadie ha visto al ave fénix renacer de sus cenizas, hasta ahora.
Sí podemos afirmar que un pedacito de pan forma familias y grandes reinos. El pedacito de pan alimenta de amor y valores, y se multiplica. Así Aquiles formó el gran reino de Ítaca, el que está cimentado para crecer y multiplicarse en la tierra.
Quizás Aquiles cuando nos deja acompañándonos eternamente, no sólo deja su gran reino de Ítaca, quizás Aquiles logre ser el ave fénix, quizás Aquiles renazca desde las cenizas multiplicado en muchos seres cuyas fortunas serán pedacitos de pan, que son alimento de valores cuya esencia es el amor.
Quizás Aquiles y su gemelo fueron, al ser paridos, aves fénix, que volvieron a nacer de las cenizas de los sabios.
Como sea, Aquiles cuando nos deja, nos deja el pedacito de pan para que se multiplique.
*Pogoto Jara*
En memoria de *Patricio José Jara Rosas, “El Tato”… “Aquiles”*…
Seamos felices.
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